Los simuladores, lo argentino sin vergüenza.

Matias Linares
2 min readSep 13, 2021

Damián Szifron, en lo que a mi respecta, ha creado la mejor ficción de toda la historia argentina. “Los Simuladores” es una producción brillante por muchísimos motivos, podríamos estar horas, incluso días, hablando de cada una de las cosas increíbles que esta serie nos entrega. Personalmente quiero escribir sobre una en particular, que es la característica mas destacable, la que mas me gustó, e incluso la que mas me emociona de estas aventuras de Santos, Lamponne, Ravenna y Medina. Estoy hablando del hecho de que los simuladores representan lo argentino sin ninguna vergüenza, sin ningún reparo y sin ninguna careta que adorne la realidad.

Muchas veces soy reacio con algunos contenidos argentinos hechos por argentinos, soy reacio porque siento que los argumentos son falsos, que los guiones no son fieles a nosotros. Si no intentan mostrar nuestra cotidianeidad de forma maquillada y mentirosa, intentan mostrarla tal cual es pero desde el lugar de la critica, de la basura y del tercermundismo que tanto los avergüenza. En cambio, con los simuladores, me sucede absolutamente lo contrario. Nunca antes había visto una producción nacional con un argumento y un guion tan orgullosamente argentino, Mario Santos, Lamponne, Ravenna y Medina, con todas sus cualidades y excentricidades propias de una ficción, son absolutamente nacionales y populares, en la construcción de sus personajes, de sus personajes como personas y no como profesionales, son cuatro tipos completamente nuestros.

Si un extranjero que no conoce nuestra cultura me pide que le recomiende una serie o película que lo introduzca en el argentinismo, pero en el argentinismo de verdad, eh. No en esa campaña de menosprecio que siempre sufrimos, del ventajismo, de la piolada y de lo salvaje, le recomendaría sin pensarlo dos veces a Los Simuladores de Szifron. Porque salvo algunos momentos en particular donde Mario Santos se muestra muy orgulloso de su pais, por ejemplo: En las cataratas diciendo “da gusto ser argentino ¿no?” o en el encuentro con un posible cliente donde lo increpa por no tener puesta su escarapela en un día patrio. Dejando de lado estos ejemplos excepcionales, los simuladores no tienen una intención patriota, no intenta dar una mensaje al mundo, ni imponer al argentinismo frente a otros países. No, nada de eso. Tan solo es una ficción de un grupo de amigos que resuelven problemas que nadie mas puede resolver. Sin embargo, tuvieron el coraje de ser auténticos, de no buscar una hegemonía globalizada para que la serie sea exitosa en el mundo. Esta bien, tal vez nunca pensaron en su momento que Los Simuladores se transformaría en un icono de los contenidos audiovisuales nacionales, tal vez las aspiraciones eran terrenales y locales. Pero esto no les quita el merito de ser tan genuinos y legítimos; tan respetuosos y orgullosos de ser argentinos.

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